El número de instituciones y empresas que generen y/o utilizan IG ha incrementado en los últimos años, y existe un mercado en alza para los datos topográficos digitales, las imágenes de satélite, datos censales, estudios de mercado, datos sobre recursos naturales, redes de transporte, catastro y registro, etc.
La industria y el comercio usan la IG para múltiples actividades: las compañías de distribución (telefonía, gas, agua, cable...) son importantes inversores en esta área, tanto en datos como en tecnología, para controlar y gestionar las redes de abastecimiento. En la determinación de rutas óptimas, la localización de mercados potenciales, el emplazamiento de nuevas industrias y de puntos de venta, etc. son, hoy, actividades soportadas en gran medida por herramientas SIG.
Pero muchos proyectos se encuentran con dificultades innecesarias a causa de los problemas de disponibilidad de datos geoespaciales básicos, y también de su compatibilidad (estándares) y dificultades para el intercambio.
El creciente uso de la IG conlleva nuevos productos y servicios que pueden tener un fuerte impacto en la calidad de vida y en la competitividad de nuestro sector económico, y contribuyen a tomar mejores decisiones, sean políticas y a aumentar la eficiencia de las mismas.
Existiendo, pues, un volumen importante de información geográfica disponible en distintos formatos, lugares, tipos, etc., la finalidad es que los usuarios puedan saber QUÉ hay, DÓNDE se puede encontrar, QUIÉN es el propietario y CÓMO se puede acceder y obtener esta información, y también CUÁLES son sus características. Responder a estas preguntas nos lleva a establecer los catálogos y los metadatos, instrumento principal de la IDE.